4 de febrero de 2008

Freud

En el taxi al conductor se le escapa Monet por la boca,
sus curvas se me sientan al lado y él está en casa envuelto en una manta de asco y desdicha.
Si yo pudiera
si yo pudiera hacer que los tulipanes me crecieran de las manos
y que en las cocinas no hubiera platos rotos jamás.
Si yo pudiera.

El elemento discordante asoma por la ventana por la que a veces pasan los gritos de niños,
el mar se me escapa en los dedos y le envuelve sin que él lo sepa;
ese mar que nunca conoceremos juntos.

Disimuladamente, envuelvo el hastío y disimuladamente envuelvo mi cara y disimuladamente me retiro hasta la posición neutral en la que los pájaros me comen el cerebro.

No quiero que él me vea salir de mi esqueleto.
No quiero que él sea quien tenga que meterme de nuevo los órganos en su sitio.
No quiero que Freud venga a visitarme la próxima vez bajo su almohada.

6 comentarios:

Violeta dijo...

me ha encantado...

POR FAVOR, recítalo el miércoles :)

Besoteee

Gsús Bonilla dijo...

si

E dijo...

Hala, tú.
Qué pasada.


No puedo decir nada más, los carnavales me han dejado en estado catatónico.
O a lo mejor ha sido el poema.

elnaveiras dijo...

"...al conductor se le escapa Monet por la boca..."
Excelente

Anónimo dijo...

Estos dos versos son muy expresivos para reflejar un no alcanzar lo que queremos, ese anhelo alguna vez lo he notado y se me escapaba por entre los dedos de ella:
"[...]el mar se me escapa en los dedos y le envuelve sin que él lo sepa;
ese mar que nunca conoceremos juntos.[...]".

Nos leemos.

isabel dijo...

gracias





por desgracia yo no sé ser objetiva contigo