A ayer
El infierno es la sala de espera enmoquetada de un aeropuerto inglés.
Es el tú y el yo enfrentados
delante de una magdalena
que a cada bocado nos da más ganas de arrancarnos el estómago y los harapos.
El infierno es una música de ascensor,
es una canción hecha por una máquina
para el deleite de los espíritus débiles.
El infierno no son putas y dictadores,
somos tú y yo con lazos rojos en las manos y en la solapa;
cargados hasta arriba,
armados hasta los dientes con todas las bombas de la Guerra Civil.
Tú yo con la piel ajada, agujereada,
y el mundo cabalmente enlazado,
ignorantemente unido por finos hilos de indiferencia.
5 comentarios:
Ahora mismo (y anoche también) estoy a la vez en los cuatro aeropuertos de Londres. A la vez.
Y en todos has hecho destrozos.
Linda.
Al infierno se va por atajo,
jeringas, recetas...
J. Sabina
"magadalena"
¿Fallo mecanográfico o alusión oculta a la Maga?
Según creo recordar, anoche te dije que este poema es la ostia, y si no, lo reitero aquí.
buenísimo
es un poema que me ha encantado, bravo.
Cadalso dispuesto/ Puertas remadas por donde se entra/ Suena música de fondo con arritmias armónicas/ ni siquiera un do sostenido me despierta. También puede ser el infierno lo que siempre nos han dicho pero el tuyo es válido. Me ha gustado por esas metáforas bien ocurrente.
Besos y Abrazos.
Por hoy ya hemos leído. Volveremos y seguiré.
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