7 de agosto de 2007

Cuando estés en el camino

y pase alguien,

¿qué vas a decirle?

Nada.

Te quedarás callado

y cuando el caminante se aleje trescientos metros,

dirás:

“Hola,

me gusta tu aspecto”.

Y cuando se haya perdido detrás de los setos,

preguntarás:

“¿Por qué no me habrás llevado contigo?”

[el viento: cierra la boca con un rotundo silencio]

Y al atardecer

les dirás a los remolinos de polvo

que,

pese a todo,

ya no tienes miedo

“No, no tengo miedo”

Por la noche

repasarás las dramatis personae de tu vida

nombre a nombre

al pie del camino

con la cabeza clavada en las piedras

[graba cada vez el nombre de tu favorito en el suelo

para no perderte si vuelves]

Y, así, todos los días continuarás el camino

silbando

y cortándote los cordones poco a poco

para poder sujetar el hatillo

hasta que no queden cordones que cortarte

y los zapatos se te escurran una mañana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

esos zapatos acaban siendo mocasines con una borlita que se balancea al andar.

Beois y Abrazos. Nos vemos, nos leemos.

Por hoy es bastante, voy a leer otras cosas pendietnes.

Más besos.