23 de agosto de 2007
Alexanderplatz.
Wo sind alle meine hässlichen Menschen?
Habe euch vermissen.
Eure grauen Manteln am morgen
haben mir im Zug geretet.
Ich habe euch wirklich vermissen.
Die Dämmerung hinter den Glässern
ist jetzt versteckt
in den Krallen unseres neuen Feldgottes
-heute werde ich kein rotes licht trinken.
Ach, wo seid ihr, meine hässlichen Menschen?
Eure betörende Gleichmütigkeit habe ich vermissen.
18 de agosto de 2007
Me gustaría poder decir
que es agradable que haya un lastre
que te mantenga conectado al mundo,
pero hoy no: es domingo.
Y los domingos son maravillosos
para comer solo,
encerrado en el tercero oscuro y sin baño
mirando las olas de reojo.
Un sándwich envuelto en plástico
Oh, oh, oh
Y mi canción preferida en la radio.
No,
hoy no dejaré a las gaviotas que vengan
a tirarme su mierda encima:
es domingo y llevo camiseta nueva.
Pasearé por la playa si quiero
con mis chanclas supersónicas,
levitando por la arena.
7 de agosto de 2007
Cuando estés en el camino
y pase alguien,
¿qué vas a decirle?
Nada.
Te quedarás callado
y cuando el caminante se aleje trescientos metros,
dirás:
“Hola,
me gusta tu aspecto”.
Y cuando se haya perdido detrás de los setos,
preguntarás:
“¿Por qué no me habrás llevado contigo?”
[el viento: cierra la boca con un rotundo silencio]
Y al atardecer
les dirás a los remolinos de polvo
que,
pese a todo,
ya no tienes miedo
“No, no tengo miedo”
Por la noche
repasarás las dramatis personae de tu vida
nombre a nombre
al pie del camino
con la cabeza clavada en las piedras
[graba cada vez el nombre de tu favorito en el suelo
para no perderte si vuelves]
Y, así, todos los días continuarás el camino
silbando
y cortándote los cordones poco a poco
para poder sujetar el hatillo
hasta que no queden cordones que cortarte
y los zapatos se te escurran una mañana.
2 de agosto de 2007
Hoy
He ido a trabajar demasiado temprano.
No hace falta decir
Que Madrid no existe en agosto
Y menos a las ocho de la mañana.
El café de hoy estaba helado.
Fue una regresión a la infancia,
Como un biberón de insulina.
Hoy
Casi dejo que se me suicide el portátil en
Y me han entrado ganas de salir corriendo en pelotas hasta casa.
A veces los pasos de peatones están dispuestos a propósito
Para que todo vaya más rápido.
Ni que decir tiene
Que Madrid en agosto es una radiografía
Y más a la hora de la siesta.
Hoy
Probablemente no vaya al gimnasio
No he hecho la compra
No he hecho la cama
Quizás os haya echado de menos un rato
Mientras decía palabras como “preciosista”,
Pero no sé,
También se disfruta al llegar a casa
Cuando todo está manga por hombro.
No en vano,
La cultura española se construye en torno a la figura del Rodríguez.
Pero sólo en Madrid y en agosto,
Cuando no existe la responsabilidad
Y en el autobús hay sitio para leer
Y parece que se nos olvida a todos
Que
Y matamos mosquitos a palmadas.
Madrid en agosto, el pincho de tortilla y la siesta
Deberían ser patrimonio de la humanidad.