4 de junio de 2007

No quiero que mañana sea lunes.
Los lunes van armados con cuchillos.
No tienen compasión.
Nos levantan de la cama a voces.
Se creen Mengele.
Nos abren la boca,
nos miran las amígdalas
y nos las arrancan de cuajo.
Los lunes son la Santa Inquisición disfrazada de día de la semana.
Nos montan en el potro a las ocho y media
y no nos sueltan hasta las nueve.

Los lunes son crueles.
Son azules
son eternos hasta que dan las doce.

Los lunes son un tren mañanero hacia el gulag
particular de una élite desaprensiva.
Y todos nosotros hacinados somos los tristes presos de caras tristes y miradas aún más tristes.
Todo tan triste.

Si mañana no fuéramos ninguno a trabajar
habríamos ganado la guerra a los lunes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Son azules. Genial. Como Jo-Anne.

Anónimo dijo...

Pues lo que escribí... por qué no te llamas miércoles? Debería ser así y nunca empezar la semana.