repiquetean los martillos del piano al ritmo de los pasos.
cualquier resto de grandeza se ha consumido dando alimento al ojo que mira al ojo que mira al ojo que mira al ojo
que descubre
la calidad férrea de lo cotidiano.
el pensamiento inacabado;
torres altas contra el horizonte;
cornisas. un camino de cornisas soladas de pasos ajenos.
doradas en este momento las piernas de la juventud anterior,
abandonadas ya a la intemperie del cementerio humano.
negar el momento presente es un ejercicio inútil.
ser en otras coordenadas, ser sola, abandonada a lo profundo del yo.
ser yo.
ya he estado allí.
sé reconocer el borde del abismo por su tacto aterciopelado.
29 de noviembre de 2010
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