pasarán los barcos
deshauciadas casas de huesos pardos a la deriva
deseando ser
deseando escapar
de aquí
para siempre en tu zapato atado al corazón
el aire me corre por las trenzas y de tu mano sé que al final
llegaré al lugar en el que el atardecer será melodía adherida
a las puntas de los dedos
sólo será necesario un salto
una dislocación parietal para salir
de este escondrijo
un pequeño empujón al amor propio para no seguir acuclillada
y adelantarme a perseguir definitivamente
las tardes de septiembre
y el olor a heno fresco contra las vías del tren
la tierra brutalmente apisonada será hogar
y paraíso medido en esloras
(para siempre)
23 de septiembre de 2009
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