Abrir los ojos,
despertar como concepto genérico,
un mirlo acompasado te lava los genitales
con pretensiones adúlteras.
El frío enraizado en los huesos,
cosido al embozo como un
recuento diario de penas
y glorias obligadas.
Abrir los ojos
despertar como concepto candente,
agarrarte a una falda para no sucumbir
al desprestigio.
Los mirlos observan algeres,
rascan pacientes la contraventana.
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