Cuando estés en el camino
y pase alguien,
¿qué vas a decirle?
Nada.
Te quedarás callado
y cuando el caminante se aleje trescientos metros,
dirás:
“Hola,
me gusta tu aspecto”.
Y cuando se haya perdido detrás de los setos,
preguntarás:
“¿Por qué no me habrás llevado contigo?”
[el viento: cierra la boca con un rotundo silencio]
Y al atardecer
les dirás a los remolinos de polvo
que,
pese a todo,
ya no tienes miedo
“No, no tengo miedo”
Por la noche
repasarás las dramatis personae de tu vida
nombre a nombre
al pie del camino
con la cabeza clavada en las piedras
[graba cada vez el nombre de tu favorito en el suelo
para no perderte si vuelves]
Y, así, todos los días continuarás el camino
silbando
y cortándote los cordones poco a poco
para poder sujetar el hatillo
hasta que no queden cordones que cortarte
y los zapatos se te escurran una mañana.
1 comentario:
esos zapatos acaban siendo mocasines con una borlita que se balancea al andar.
Beois y Abrazos. Nos vemos, nos leemos.
Por hoy es bastante, voy a leer otras cosas pendietnes.
Más besos.
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